lunes, 3 de diciembre de 2007

Los árboles sagrados de los Celtas

La celebración del nacimiento del dios de la luz, el "Sol invicto", que se celebraba en el solsticio de invierno en Roma, se celebraba también entre el pueblo celta. Según la tradición druida, se ofrecían a los dioses sacrificios y se colgaban cabezas de osos, o de los guerreros enemigos, a los árboles sagrados que, luego, constituirán nuestros famosos árboles de Navidad.
En el Norte de Europa aún existen muchas antiguas tradiciones —aunque por suerte, ya desde hace mucho tiempo se han abolido las más cruentas— y con varias semanas de antelación se inician los emocionantes preparativos para la Navidad. Se elabora la cerveza especial de la Navidad llamada "Juleøl", se preparan los numerosos platos tradicionales a base de cerdo, centenares de dulces (galletas y tortas), de los que como mínimo se sirven siete clases distintas, además del "julekake", un pan dulce propio de estas fechas que está relleno de pasas, frutas escarchadas y cardamomo. El olor de la Navidad invade las casas y se adorna el abeto verde de la Navidad con alegres colores, como símbolo de vida y de crecimiento, a pesar de la oscuridad del invierno.
Todas estas costumbres forman parte de un museo especial en el que ver retazos de la forma de vivir y de las creencias de los antepasados, de cultos paganos al sol y de antiquísimas tradiciones cristianas. La Navidad reúne costumbres de muchas religiones y cada país ha ido creando su propia tradición navideña uniendo los cabos de hilos distintos que le llegaron a través de los siglos.


Tarta de Navidad de Escadinavia

Ingredientes:
250 g de harina
250 g de mantequilla
250 g de azúcar
70 g de almendras trituradas
50 g de gelatina de grosella
3 huevos
una cucharadita de vainilla

Poner la mantequilla ablandada en un cuenco capiente (resevar una nuez para la tartera) y trabajarla hasta que parezca una crema suave. Incorporar el azúcar y los huevos de unos en uno. Finalmente unir la harina tamizada con la vainilla.
Poner el compuesto en una tartera previamente untada con mantequilla. Nivelar la superficie del pastel, espolvorear con las almedras trituradas y acabar con una capa de gelatina de grosella.
Cocer al horno a fuego medio durante una hora aproximadamente.

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