domingo, 16 de marzo de 2008

Cocina de Semana Santa y Pascua de Resurrección: La Pascua Cristiana, el cordero pascual

Los primeros cristianos por ser judíos celebraban la Pascua tomando la relación con Jesús como el cordero de Dios, “que quita los pecados del mundo”. En el Concilio de Nicea, bajo Constantino, los cristianos transformaron la celebración de la Pascua judía como fiesta de la resurrección de Jesús de Nazaret. Allí mismo se inició la separación entre el judaísmo y el cristianismo.
En principio la Pascua cristiana fue fiesta pascual semanal y no es fácil precisar cuándo se hizo el tránsito de la Pascua semanal a la Pascua anual.
Desde entonces la celebración de la Pascua anual fue memorial de la pasión, es decir, de la muerte y resurrección del Señor, o del triunfo de Cristo sobre la muerte y su retorno al padre.
San Pablo describirá la pasión salvadora de Cristo diciendo: "Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado" (I Cor 5, 7).
La última cena de Jesús fue pascual y el apóstol Juan acentúa que Jesús es el nuevo cordero, que se inmola para salvar de la muerte a toda la humanidad, e indica el camino de la resurrección del hombre.
En el área Mediterránea, antiguamente zona donde habitaban numeroso pueblos que se dedicaban al pastoreo, cada año se celebraba en primavera el nacimiento de las nuevas crias con grandes fiestas, y era tradicional sacrificar un corderito a los dioses para agradecerle el milagro de los nuevos nacimientos, y para asegurar los futuros.

Cordero a la siciliana

Ingredientes para 4 personas:

Un kilo de cordero entero
2 o 3 dientes de ajo
unas ramitas de romero fresco
½ kg de pulpa de tomate triturada natural
20 g de azúcar
una cebolla
½ vaso de vinagre de vino
aceite, sal, pimienta molida

Lavar bien el cordero y secarlo. Abrir pequeños boquetes en la carne con un cuchillo bien afilado e introducir trocitos de ajo y trocitos de romero en la cada uno de ellos.
Poner una cazuela al fuego, calentar unas cucharadas de aceite de oliva y freír la cebolla cortada en taquitos. Unir la carne y dorarla bien en todos los lados, salpimentar al gusto y añadir la pulpa triturada de tomate. Después de 45 minutos añadir el vinagre, dejar evaporar un ratito el líquido y añadir el azúcar. Cocer a fuego mediano una hora más, añadiendo algunas cucharadas de agua caliente si se secara demasiado. Una vez la carne esté bien tierna, sacarla de la cazuela, cortarla en rodajas, y servirla con su salsita caliente.
Este plato sencillo y tradicional italiano se acompaña bien con un arroz hervido y saltedo en un poco de mantequilla o aceite de oliva; unas patatas cocinadas al horno con su piel y aliñada con aceite de oliva y sal. Siempre se completa agradablemente con una ensaladita fresca primaveral.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Carmela, como siempre genial.tu articulos evoca recuerdos aronas sensibilidad, cultura y compañia, parece que estoy hablando contigo,

muchas gracias.

besos
luz