El término macarrones se encuentra ya en los escritores romanos de los primeros siglos de nuestra era. En aquélla época se usaban como sinónimo de pastas. La controversia filológica sobre el origen de ese nombre aún dura hoy en día. Algunos lo atribuyen a “Maccus”, un bufón, personaje de representaciones teatrales en la Roma republicana. Otros lo derivan del termino griego “makar”, que significa feliz o beato y que se dedicaba a toda persona afortunada y sobre todo a los dioses.
Más adelante se dijo que el vocablo venía del plural de “makar”, es decir, “makares” con el que se identificaba a los difuntos, sobre todo aquellos que merecían la consideración eterna y en cuyo honor se consumía sobre su tumba comida que tomaba aquel epíteto.
También, se identificó el nombre con “makaria”, palabra que en griego quiere decir felicidad y con la cual los griegos designaban una sopa de caldo y cebada que consideraban un manjar. Cuando los griegos fundaron Nápoles (Neapolis = ciudad nueva), adoptaron un plato que hacían los nativos, y consistía en una pasta de harina de cebada y agua que luego secaban al sol y por extensión lo llamaron “makaria”.
Finalmente, macarrones derivaría del término “maccare”, que en latín tiene el significado de “aplastar para amasar” que, según mi opinión, es la interpretación más adecuada del término.
“Penne all’arrabbiata”
Ingredientes para 4 personas:
400 g de “penne” (macarrones finos y cortos)
120 g de panceta
40 g de mantequilla
unas cucharadas de aceite de oliva
30 g de setas secas
250 g de tomates maduros
unas ramitas de perejil
unas hojas de albahaca fresca
una guindilla
Parmesano o Grana Padano rallado, mezclado con igual cantidad de queso de oveja curado y rallado
Remojar las setas secas en un poco de agua caliente. Poner al fuego una olla con abundante agua con sal. En una cazuela calentar un par de cucharadas de aceite de oliva y disolver la mantequilla. A continuación, tirar la panceta cortada en taquitos pequeño y dorarla. Añadir las setas bien escurridas del agua y enjuagadas. Dejar cocer a fuego suave.
Lavar y pelar los tomates, sacarle el agua sobrante y las pepitas, rallarlo y añadirlo a la cazuela. Dejar cocer la salsa hasta que se espese bien y, unos minutos antes de apagar el fuego, añadir la guindilla, el perejil picado y las hojas de albahaca, rehogar unos minutos, apartar del fogón y reservar. Cocer la pasta “al dente”, escurrirla bien y tirarla en la cazuela del condimento. Sacar la guindilla, espolvorear con la mezcla de quesos y servir.
Esta pasta se llama “all’arrabbiata” (enfadada) porque se supone que pica bastante por la presencia de la guindilla. De todas maneras el picante se puede añadir más o menos, según el gusto de cada cual.
martes, 15 de abril de 2008
Pasta fresca italiana: “Maccaroni de piú sorta” (los varios tipos de macarrones)
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