martes, 17 de junio de 2008

Solsticio de verano: Los fuegos purificadores de la noche de San Juan

En la antigua Grecia se dedicaban las fiestas del solsticio de verano al dios Apolo, que representaba al sol. Los griegos creían que Apolo, conocido por su gran hermosura, subía cada día al cielo en su carruaje tirado por caballos blancos alados hasta llegar al centro de la bóveda celestial. Con este importante acto cotidiano daba paso a la luz y calor necesarios a todos los seres vivientes de la Tierra y alejaba los monstruos destructores de las tinieblas.
En la Edad Media se empezó a dedicar el solsticio de verano a San Juan Bautista. Durante la festiva noche la gente encendía hogueras que llamaba “fuegos de la alegría”, para que la luz y el calor mantuviera alejadas las calamidades durante el resto del año. Las ceremonias mágicas del fuego se fundan sobre la magia imitativa, cuyo objetivo es asegurar la luz y el calor del Sol sobre la Tierra. Pero la hogueras también tienen un importante poder purificador, dirigido a destruir toda influencia dañina.
La Verbena de San Juan del 23 de junio, tal como se celebra en España actualmente, se podría considerar la antigua celebración pagana a la que se le ha dado un tinte cristiano. En esta noche mágica se encienden los fuegos purificadores y se intenta asustar los terribles monstruos de las tinieblas con los innumerables petardos.

Cazuela dulce de San Juan

Ingredientes para 6/8 personas:

1 ½ kg de calabaza
250 g de pan rallado
125 g de almendras tostadas y picadas
75 g de avellanas tostadas y picadas
15 g de matalahúva
15 g de ajonjolí
125 g de aceite de semillas
2 huevos
500 g de azúcar
1 cucharadita de canela en polvo
1 clavo de especia molido.

Pelamos y limpiamos la calabaza, la cortamos en trozos y la ponemos en una olla. Cubrimos con agua fría y dejamos hervir hasta que quede tierna. A continuación la escurrimos, la ponemos en un cedazo y la dejamos secar durante una noche.
Al día siguiente ponemos la calabaza en un recipiente ancho, le añadimos el azúcar, las almendras, las avellanas, el pan rallado, el aceite, los dos huevos batidos, matalahúva, anjojolí, canela y clavo molido y el azúcar. Mezclamos bien la masa y cuando resulta homogénea la ponemos en una cazuela de barro untada de aceite o mantequilla. Introducimos el pastel al horno caliente a 180ºC durante 30- 40 minutos aproximadamente (controlar el punto de cocción antes de sacarlo del horno). Sacarlo de la cazuela de barro y servir frío.

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