martes, 5 de febrero de 2008

El entierro del Carnaval

En el antiguo ritual de las Saturnales romanas encontramos la costumbre de elegir durante las fiestas a un rey de burla, pero que gozaba de todos los privilegios. En las fiestas más antiguas este rey al final venía sacrificado, representando al mismo Dios Saturno, que se sacrificaba al final de las celebraciones para rescatar la naturaleza y la humanidad de la muerte.
Expulsar la muerte es la intención de la ciudad de Lérida, en España, cuando el domingo de Carnaval, al final de las fiestas, lleva en una carroza a "Su Gracia Pau Pi". Al final "Su Gracia" muere y la carroza se convierte en carro fúnebre.
En Proveza el miércoles de Ceniza, se pasea en una carroza al Caramatrán, acompañado por gente disfrazada, mucha de ella ebria. Después de un proceso público se le sentencia a muerte y se le tira una lluvia de piedras.
En las Ardenas, por la misma fecha, se quema a un muñeco que representa al carnaval, mientras los presentes recitan coplas.
En Cataluña, España, se entierra la Sardina, acompañada de una comitiva vestida de luto y llorosa por la pérdida.
En Abruzzo, Italia, el Carnaval es representado por un muñeco de cartón que la gente quema en una pira entre llantos. Mientras el Carnaval se reduce en cenizas, los presentes se van tirando castañas.
El martes de Canaval en Tubinga, se decapita y quema un oso de paja.
En muchas costumbres carnavalescas tradicionales campesinas, se elige un soberano (hombre fantoche o animal) que simboliza el viejo ciclo anual, cargado con todos los males y abusos que representa. Finalmente, al terminar su reinado el último día de Carnaval, el rey fantoche se entrega a la hoquera, para que, con él se destruya todo lo que era viejo y maléfico. La resurrección del espíritu de la vegetación exige, antes del verano, que se expulse el muerto invierno, representado por sendos muñecos del carnaval que se van a sacrificar.
Todas estas ceremonias son dirigidas a eliminar la muerte que reina en la estación invernal, influencia oscura y nefasta, que impide que la vida vuelva a nacer y que los campos sean fértiles.
La muerte quemada finalmente se entierra en los campos y servirá para abonarlos.
En muchos lugares el Martes Graso se entierra el Carnaval y se despiden las últimas fiestas licenciosas. Se acerca el Miércoles de Ceniza —que es el primer día de la Cuaresma— y para los cristianos se acerca un largo período de purificación y penitencia que prepara la Pascua, celebración de la muerte y resurrección de Cristo.
El Martes Graso despide la "comida grasa" con los últimos banquetes y degustaciones de buñuelos y crepes.

Krapfen
(Austria)


Ingredientes:
200 g harina
una cucharada de azúcar
3 yemas
50 g mantequilla
20 g levadura de cerveza
1 dl leche o nata
1 pizca de sal
mermelada, o crema pastelera ya preparada, para rellenar

En un tazón poner la levadura de cerveza junto con una cucharada de harina y diluirla con leche tibia, después poner el preparado en un lugar tibio y dejarlo fermentar.
A continuación, ablandar la mantequilla a baño María y verterla en un cuenco. Añadir las yemas de huevos y batir bien. Incorporar la harina restante, la levadura preparada, la leche, la sal y el azúcar.
Trabajar el compuesto con una mano hasta que se despegue del bol. Espolvorear de harina la masa y ponerla a fermentar en un lugar tibio durante 2 horas.
Pasado el tiempo de reposo de la pasta, estirarla con un rodillo dejándole un espesor de medio dedo.
Cortar la pasta en 24 discos de 6 cm. de diámentro. Poner en el centro de 12 discos una cucharadita de mermelada o de crema pastelera, cubrir con los discos restantes, apretar bien los bordes, y volver a dejar los krapfen en un lugar cálido para que doblen su volumen.
Calentar aceite para freír, echar los buñuelos de uno en uno y, cuando estén a medio freír, darles la vuelta para que se doren bien del otro lado.
Sacarlos y depositarlos sobre papel absorbente para que escurran.
Espolvorear con azúcar en polvo antes de servir.

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