domingo, 17 de febrero de 2008

Comida de Cuaresma: alimento para el espíritu

Antiguamente el ayuno dependía de un calendario litúrgico y se fundaba en la idea religiosa de que a través del alimento se producía una comunión sacramental con Dios.
La religión cristiana, en el año 325, con el Concilio de Nicea, eleva el período de tiempo reservado a la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo a 40 días (Cuaresma) que se inicia el Miércoles de Ceniza y termina el Sábado Santo.
Los cristianos de esa época practicaban un ayuno radical, no comían ni bebían en toda la jornada. Tan solo se podía tomar un ligero bocado, a base de sopas de vegetales aliñadas con aceite, a las cuales se les podía añadir pan, cereales o harina tostada, después de la puesta del sol. También estaba permitido comer todo tipo de verduras cocinadas o crudas a las que la única bebida que debían acompañarlas era agua simple y pura.
Desde siempre la Iglesia Católica ha dado gran importancia a este período de ayuno, que da la posibilidad a los hombres de ejercitar la virtud de la moderación, sujetar la carne al espíritu y que, además, tiene una intención moralizante: prevenir los vicios.
El antiguo y riguroso ayuno se trasformó, con el tiempo, en abstinencia, que consiste en tener prohibidos determinados alimentos, como algunos tipos de carnes o comidas muy condimentadas, considerados impuros. Insalubre para la Cuaresma era la carne de tierra, patrimonio del diablo y esencia del pecado. Aunque los caracoles, cocinados de varias formas, habían sido plato cuaresmal de la gente del campo durante varios siglos. Esos animalitos, al igual que los patos y el pescado, se consideraban carne de agua, por lo tanto, no pertenecían a los feudos del Maligno y estaban permitidos.
Respecto a los garbanzos, judías y habas, eran, -han sido y serán- un alimento de gran consumo popular. Cocinados en densos potajes de vegetales y tomados como única comida durante el ayuno, se consideraba una forma conveniente de alimentarse sin cansar al estómago.

Potaje de garbanzos y acelga de Cuaresma

Ingredientes para 6 personas:
750 g de acelgas
250 g de garbanzos secos
una cebolla
3 dientes de ajo
2 tomates
una hoja de laurel
perejil picado
vino blanco aceite de oliva
sal
una guindilla opcional

Poner a remojo los garbanzos unas 12 horas. Al momento de utilizarlos escurrirlos, ponerlos en una olla con 2 litros de agua y dejarlos cocer durante una hora a fuego lento y tapados.
Pasado el tiempo indicado, añadir los tomates lavados y enteros, la cebolla limpia de piel y partida en dos, los ajos, la hoja de laurel y la guindilla si gusta. Dejar cocer 45 minutos más. Sacar la guindilla y el laurel y salar. Quitar del guiso un par de cucharadas de garbanzos, los tomates, cebolla y ajos y pasarlos por un pasapurés. Calentar en una sartén 2 cucharadas de aceite de oliva, unir dos cucharadas de vino blanco y tirar todo en la sopa, junto con el puré preparado antes. Añadir las acelgas, bien limpias, escurridas y cortadas en trozos, y dejar cocer unos 10 minutos más.
Servir el potaje en unos cuencos, espolvoreados con abundante perejil picado.
El pez y la corona de espinas de Jesús

1 comentario:

Mar dijo...

Hola, Marcela.
El premio "Arte y pico" es para reconocer el arte de blogs como el tuyo, y de paso dar a conocer algunos sitios interesantes a la gente que habitualmente visitan el blog de una.
Si tu quieres hacer una entrada (no es obligatorio)en tu blog con este premio, y concederlo a la vez a otros cinco, debes copiar y pegar las bases y la imagen que aparecen en mi blog en la entrada
http://saboresperdidos.blogspot.com/
2008/02/tengo-un-premio.html
Y decir la dirección de los blogs a los que quieres reconocer con este premio.
Como ves, es sencillo, y como no, voluntario.
Un saludo.
Mar.