domingo, 30 de diciembre de 2007

Pan de pasas para atraer la buena suerte

Las abuelas, que bien sabían como atrer la buena suerte, recomendaban limpiar bien los hogares, antes de entrar a residir en ellos, para quitar las malas influencias. Esto se hacía colocando en la nueva residencia una botella de aceite de oliva, una barra de pan, un pote con sal gorda y un racimo de uvas. Todo esto debía quedarse ahí y no tocarlo durante mucho tiempo. La uva se podía colgar hasta que los granos se trasformaban en pasas.
El pan en forma de Eucaristía goza del máximo significado en la religión cristiana y toma su simbología del Beith, casa de piedra, que más tarde se convierte en Bethlem, casa del pan, y morada de Dios. Así, desde sus orígenes el pan ha estado asociado a la vida activa, y el vino producido por la uva a la vida contemplativa.
Se debe tener un gran respeto al pan, nunca se tira según nos recomiendan los antiguos sabios; traería mala suerte. Tampoco se pone boca abajo; sería señal de poco respeto. Preparar unos panes atrae la suerte, y mientras se empastan se pueden pedir hasta 3 deseos. Cuando se pone a fermentar se dibuja una cruz encima para bendecirlo y ayudarle en la fermentación.

Pan de pasas

Ingredientes:

700 g de harina
150 g de uva pasa
la piel rallada de un limón
¼ litro de leche
50 g de mantequilla o margarina
aceite de oliva
50 g de azúcar
30 g de levadura de cerveza
una pizca de sal
una cucharadita de azúcar

Poner las pasas en remojo en agua.
Disolver la levadura en un poco de agua tibia y mezclarle el azúcar.
Poner la harina en un recipiente ancho, añadir la leche tibia, la levadura disuelta, una pizca de sal, la piel rallada del limón, la mantequilla o margarina ablandada, las pasas bien escurridas, y amasar todo durante un rato.
Formar una pelota, cubrir con un paño limpio de cocina y dejar en un lugar calentito durante una hora, hasta que haya fermentado y doblado su volumen.
Coger la masa del pan, amasarla nuevamente y cortar unos trozos para formar varios panes de la forma deseada (alargados o redondos). Engrasar una bandeja de horno con aceite, disponer los panes y dejarlos fermentar nuevamente una media hora. Pasado el tiempo de la segunda fermentación, poner los panes al horno caliente una media hora, hasta que se hayan cocido bien y se vean doraditos. El tiempo de cocción varía según el tamaño de los panes.

CONTINUACIÓN DE LAS RECETAS DE LA SUERTE

sábado, 29 de diciembre de 2007

Las recetas de la suerte

Trigo, cebada, maíz, sal y agua de manatial, para que en casa siempre haya abundancia.
Los cereales son el símbolo de la abundancia, la fertilidad y el renacimiento desde tiempo inmemorial: la semillas quedan bajo tierra durante el invierno y rebrotan milagrosamente en primavera, dando lugar a las copiosas cosechas que alimentan a la humanidad.
Los faraones del antiguo Egipto llevaban con ellos a la ultratumba las preciosas semillas de cereal para asegurarse el renacimiento en el más allá. Al igual que el dios Osiris, que representaba el trigo y la cebada, el cereal muere aparentemente segado durante las cosechas, pero su semilla llena de vida rebrota, después de descansar una temporada bajo tierra.
Comer potajes de cereales en fechas señaladas o llevar un puñado de ellos en los bolsillos, asegura que en nuestras despensas nunca falten buenos alimentos y que, de nuestras cansadas almas, puedan rebrotar siempre nuevas energías vitales.

Cereales con huevos y judías tiernas

Ingredientes para 4 personas:

200 g de cereales: (trigo, cebada, maíz etc), unos de ellos o varios mezclados
200 g de judías tiernas
una cebolleta fresca
2/3 cucharadas de aceite de oliva
3 huevos
una ramita de romero
una pizca de orégano
agua de manantial suficiente para cocinar los cereales

Hervir los cereales durante una hora aproximadamente en abundante agua de manatial, sal y una ramita de romero, hasta que estén tiernos pero no desechos. Escurrirlos bien y dejarlos enfriar. A continuación hervir 200 g de judías tiernas, limpias y enjuagadas. Hervir los 3 huevos hasta que estén duros (unos 9/10 minutos desde el momento en que el agua empiece a hervir); refrescarlos y quitarles las cáscaras.
Poner en un bol los cereales hervidos, escurridos y enfriados, las judías tiernas cocidas (10-15 minutos), frias y cortadas en trocitos, una cebolleta tierna picada finamente, los huevos en rodajas. Aliñar con aceite de oliva, sal y una pizca de orégano, remover delicadamente y servir.

CONTINUACIÓN DE LAS RECETAS DE LA SUERTE

jueves, 27 de diciembre de 2007

“Capodanno”: golosos rituales italianos de final de año

Los rituales de final de año en Italia invocan la suerte y la prosperidad a través de los ricos manjares servidos encima de las fastuosas mesas: tortellini, lasañas al horno, caldo de capón, carnes asadas o hervidas y, sobre todo, en el norte de Italia, lo Zampone, suculento embutido que se cocina y se sirve acompañado de lentejas, que simbolizan la abundancia de dinero.
Se considera casi un sacrilegio, en esta zona de la península Italiana, no comer lentejas en noche vieja; sería como renunciar al intento de mejorar la economía familiar. Antiguamente se consumía preferentemente la carne de cerdo, ya que era época de matanza, costumbre que ahora ha cambiado en muchas zonas, para abrir paso al consumo de carnes y pescados que se consideran más “finos” o “aristocráticos”.
La fruta y los dulces que cierran el ágape festivo traen también buenos augurios y fecundidad, y son: la uva pasa, las almendras y los varios panes dulces, donde antiguamente se escondía una moneda, como anticipo de la suerte que se iba a recibir en el año nuevo.
En tiempos de los antiguos romanos se tenía la costumbre de regalar una ramita de laurel, en la que colgaban dátiles e higos secos, llamado “strae”, para augurar un dulce año nuevo.

Pastel de la suerte de fin de año

Ingredientes:

300 g de fruta confitada en trocitos
100 g de albaricoques secos picados
100 g de nueces picadas
350 g de harina
150 g de almendras molidas
350 g de mantequilla
350 g de azúcar
4 huevos
2 cuacharaditas de levadura en polvo
la piel rallada de un limón y su zumo
1 cucharadita de especies mezcladas (canela, nuez moscada, clavo, etc)
200 g de mazapán ya preparado y coloreado con colorante verde para alimentos
350 g de mazapán blanco
un poco de colorante rojo para alimentos

En un bol mezclar la fruta confitada picada con el zumo de limón. En otro recipiente a parte, tamizar la harina junto con la levadura y las especies; unir las almendras, el azúcar, la mantequilla fundida a baño María, los huevos batidos y mezclar bien. Agregar la fruta confitada y los albaricoques a la masa e integrarlos bien batiendo con fuerza. Verter el preparado en una tartera de unos 25 cm de diámetro, cubierta con papel vegetal. Alisar la superficie y cocer al horno caliente a 150º durante dos horas y cuarto; después apagar el horno y dejar enfriar la tarta dentro. Una vez frío el pastel, desmoldarlo, volcarlo en un plato y sacar el papel vegetal. Extender el mazapán blanco con un rodillo (guardando un trocito a parte) formando una lámina y recubrir la tarta. Con una parte del mazapán verde moldear unas hojas de acebo, colorear de rojo el trocito de mazapán blanco guardado y formar unas cuantas bayas. Colocar las hojas y las bayas en el centro de la tarta de forma decorativa. Con el mazapán verde restante formar un cordoncito y colocarlo alrededor de la base del pastel para acabar la decoración.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Cassata siciliana

La Navidad, en la bella Sicilia Italiana, huele también a “scorze di cannoli fritti”, tubitos de pasta crujientes que se rellenan de crema de queso); a “Cassata”, tarta de queso fresco “ricotta” con fruta escarchada y chocolate; a “mpanate” (empanadas) calientes, con toda la variedad de sus rellenos: “mpanata natalizia nissena”, e la “mpanata ionica di Natale”; a “cudduredda di vinu cottu” rosquilla de vino cocido; a “Sfinci”, buñuelos fritos en aceite, especialidad navideña del “Valle del Belice” que las suegras regalan a las nueras; a rosquillas tostadas llamadas “roccocó”. Todo esto para alegrar la temporada del Adviento y las largas noches en casa, en compañía de la familia y amigos. Aromáticos dulces y sabrosos tentempiés que acompañan las charlas y la “Tombola”, especie de Bingo casero.

Ingredientes:


250 g de galletas de chocolate
125 g de mantequilla o margarina vegetal fundida
750 g de queso ricotta fresca (u otro queso tipo cuajada o queso de nata)
200 g de azúcar
3 yemas de huevos
la piel de un limón rallada
180 g de fruta escarchada en trocitos
un par de cucharadas soperas de cáscara de naranja y limón confitada y en trocitos
½ taza de chocolate en trocitos
azúcar en polvo

Triturar las galletas con una picadora hasta reducirlas en polvo. Añadir la mantequilla o margarina fundida a baño María y amasar bien. Forrar con papel vegetal un molde de horno redondo de unos 25 cm de diámetro y extender bien la masa preparada.
Batir los huevos con el azúcar durante unos minutos, añadir el queso y batir un rato más. Unir la piel de limón rallada, la fruta escarchada, las pieles de naranja y limón confitadas, el chocolate en trocitos y remover bien. Extender la mezcla encima de la masa de galletas, alisar y poner al horno a 180º de temperatura, durante unos 54/50 minutos, o hasta que la superficie adquiera un tono marrón tostado y el relleno se note consistente.
Retirar la tarta del horno y dejarla enfriar.
Sacar la Cassata del molde con cuidado, espolvorearla con azúcar en polvo, una pizca de canela y servir.
Se puede sustituir la base de masa de galletas de la tarta, por una masa de pasta brisa ya preparada, que facilita un poco más el trabajo, pero el gusto es diferente. Probar las dos versiones y decidir cual os gusta más. Este pastel se guarda en la nevera hasta el momento de servir.

La deliciosa tarta de queso tradicional de Sicilia, tiene otra versión en Nápoles, donde se prepara con el mismo relleno de queso ricotta, pero como base se utiliza un suave y esponjoso bizcocho ya preparado con antelación o comprado. Entonces todo se elabora en frío procediendo de esta manera: se corta el bizcocho en dos capas, se bañan con algún licor dulce, se exiende la crema de queso en la pimera capa y se cubre con la otra mitad del bizcocho. Para acabar se cubre el pastel con el resto del la crema de queso, se alisa bien, se adorna con más fruta escarchada y se pone en la nevera hasta al momento de servir.
La Cassata es perfecta para concluir exitosamente una buena comida de fiesta, para regalar, o llevar como homenaje a la familia que nos ha amablemente invitado a compartir con ella las celebraciones navideñas.

En Sicilia la Navidad huele a canela y mazapán

Para entender algo del amor que el siciliano siente hacia los manjares de su tierra, bastan las palabras escritas por Píndaro (célebre poeta de la Grecia arcaica) que dicen: “En Agrigento se construyen palacios y villas como si nunca se tenga que morir, y se come como si se tuviera que morir al día siguiente”.
Describir la cocina siciliana es como hablar de la diosa Venus: bella, perfumada, deliciosa, que despierta todos los sentidos.
Pero pasamos de la pagana Venus a las devotas monjas cristianas del monasterio císter de Santo Spirito de Agrigento, para ver realizadas, unas vez más, dulces delicias dedicadas al paladar navideño como: “conchigliette di pasta reale” (cochas de mazapán); “zuccata” (calabaza confitada), y el espectacular cous- cous de pistacho, adornado con dibujos floreales hechos con fruta escarchada.
Obviamente las hábiles monjas no dan sus recetas secretas a nadie, pero he encontrado una receta de cous-cous de esta tierra, que se parece mucho a la original monacal.

Dulce cous-cous siciliano de Navidad
(Para 6/8 personas)


Ingredientes:

500 g de sémola de trigo duro
100 g de chocolate en trocitos
100 g de pistachos picados
100 de almendras tostadas y trituradas
50 g de calabaza confitada en trocitos
10 g de canela en polvo
30 g de azúcar
fruta escarchada variada para decorar

Poner la sémola de trigo en la "mafaradda", utensilio para prepara el cous-cous. Mojar poco a poco con agua ligeramente salada utilizando los dedos. Recoger la sémola y removerla con los dedos de forma envolvente hasta formar pelotitas con la dimensión de la cabeza de un alfiler.
Dejar secar el cous-cous tres horas encima de un paño.
Continuar la preparación cocinando al vapor el cous cous durante 45 minutos, después se pone a refrescar en la "mafaradda", o el recipiente adecuado ya utilizado, se rocía con agua fría y se deja en reposo 15 minutos. Finalmente se vuelve a poner al vapor y se acaba de cocinar durante 20 minutos más.
Si este trabajo os parece coplejo, podeis utilizar cous-cous precocinado: el proceso resulta mucho más rápido y sencillo. En este caso cocinar el cous-cous según las instruciones del paquete.
Una vez preparado y enfriado el cous–cous, lo mezclamos bien con los demás ingredientes de la receta, decoramos con la fruta escarchada, dibujando motivos floreales, y servimos.
Este dulce se conserva en la nevera.

CONTINUACIÓN NAVIDAD SICILIANA

lunes, 24 de diciembre de 2007

Panettone o Pandoro rellenos de crema mascarpone

La recetas de Pandoro y Panettone ya las he dado anteriormente.
De todas formas se puede preparar este postre navideño también con un buen Panettone o Pandoro comprado o regalado.
Para preparar la crema de Mascarpone para el relleno necesitamos 250 g de queso Mascarpone fresco, 2 huevos, 150/200 g de azúcar, fruta escarchada mixta y cortada pequeñita, trocitos de chocolate y canela en polvo.
Batir la yema de huevos con el azúcar hasta que se forme una crema hichada, blanquecina y espesa. Batir la clara a punto de nieve y mezclarla delicadamente con la yema. Unir el Mascarpone y remover hasta que todo quede homogéneo. Añadir los trocitos de chocolate, la fruta escarchada y un poco de canela en polvo. Cortar el Panettone o Pandoro en lonchas, mojar cada loncha con un poco de licor dulce tipo “Maraschino”, untar cada rebanada con la crema de Mascarpone, cubrir con otra rebanada e intentar recomponer el bollo.
Espolvorear al final con azúcar glas y una pizca de canela en polvo y poner en la nevera almenos un par de horas antes de servir.

Macedonia de fruta fresca

Se prepara con todo tipo de fruta fresca disponible, limpia y cortada en taquitos. Se pone en un bol, se añade azúcar al gusto, jugo de naranja y un chorrito de jugo de limón. Si gusta también se puede echarle un chorrito de licor dulce. La macedonia se deja macerar unas horas al fresco o en la nevera antes de servirla.

CONTINUACIÓN COMIDA DE NAVIDAD ITALIANA

Asado de ternera

Ingredientes para 6 personas:
1,200 kg de carne de ternera lechal, de la parte del pecho u otra parte que va bien para asar
2 o 3 cebolla o chalotas
un diente de ajo
½ vaso de vino blanco seco
salvia y romero
50 g mantequilla
aceite de oliva
sal y pimienta negra en grano
150 g de crema de leche o nata fresca
una pizca de canela en polvo y otra de nuez moscada

Atar la carne con una cuerdecita para que quede en forma. Poner al fuego una cazuela con 50 g de mantequila y un poco de aceite de oliva, salpimentar la carne y dorarla bien por todos los lados a fuego medio. Añadir las cebollas o chalotas, limpias y cortadas en trozos, unas hojas de salvia, una ramita de romero, un diente de ajo, y dorar unos minutos todo junto. Bañar con el vino blanco, dejar evaporar el alcohol, salar y añadir unos granitos de pimienta negra, tapar y dejar cocer al fuego suave una hora y media aproximadamente. Para averiguar si la carne ya está cocida, se pincha con un palillo y debe salir jugo claro sin sangre.
Acabada la cocción, sacar la carne de la cazuela y ponerla encima de un tabla de madera. Añadir al jugo de la carne la nata líquida y dejar que se espese un poco a fuego lento. Pasar la salsa por el chino o un tamiz, recogerla en la cazuela otra vez, añadir una pizca de nuez moscada y canela en polvo, y calentarla. Cortar la carne en rodajas, colocarla en la cazuela junto a la salsa, regular de sal y pimienta molida al gusto, y servir bien caliente a la mesa.

CONTINUACIÓN COMIDA DE NAVIDAD ITALIANA

Lasaña al horno

Ingredientes para 6 personas:
250 g de lasaña seca o fresca
500 g de tomate triturado en lata
75 ml de aceite de oliva
1 zanahoria finamente picada
1 branquita de apio finamente picada
2 dientes de ajo grandes finamente picados
1 cebolla pequeña finamente picada
500 g carne de ternera picada (o una mezcla de ternera y cerdo)
sal y pimienta negra molida
1/2 vaso de de vino blanco seco
150 g de Parmesano rallado
mantequilla

Bechamel: 1/2 l de leche, 50 g de mantequilla, 50 g de harina, sal y nuez moscada

Para preparar el ragú:

calentar un poco de aceite de oliva en una cacerola y añadirle una nuez de mantequilla, agregar la zanahoria, el apio la cebolla y el ajo picados y saltearlos de 10 a 12 minutos, hasta que se doren. Incorporar la carne picada, espolvorear con sal y pimienta al gusto y saltearla con las hortalizas unos minutos. Añadir el vino y dejar evaporar el alcohol. Unir el tomates triturado, 1/2 cucharadita de azúcar y media de albahaca seca, tapar parcialmente y dejar cocinar aproximadamente 1 hora a fuego lento, o hasta que se forme una salsa espesa. Apagar el fuego y reservar.

Para preparar la bechamel:

calentar 1/2 l de leche. Poner una cazuela al fuego con 50 g de mantequilla, cuando está derretida añadir 50 g de harina y tostarla ligeramente mezclando continuamente. Verter poco a poco la leche caliente, siempre mezclando para que la harina se deslia bien. Cocer la salsa hasta que se espese, revolviéndola continuamente para que no se pegue. Cuando la salsa está en su punto, regularla de sal y añadir un poco de nuez moscada en polvo. Apagar el fuego y reservar.

Para preparar la lasaña:
poner 5 litros de agua salada con una cucharada de aceite y hervir las placas de pasta unos 9/10 minutos (o el tiempo que indica el paquete), mezclando de vez en cuando delicadamente, hasta que estén “al dente”. Escurrir la lasaña, enjuagarla en agua fría y luego depositarla sobre un paño de cocina humedo.
Calentar el horno a 200º.
Coger una tartera de unos 25x35 cm, untarla de mantequilla, verter un poco de la salsa de carne, cubrir con una capa de placas de pasta, echar una capa de ragú de carne, un poco de bechamel y una espolvoreada de parmesano rallado. Repetir el proceso siguiendo el orden de los ingredientes hasta utilizarlos todos acabando con una capa de carne, bechamel y parmesano rallado. Esparcir en la superficie unos copitos de mantequilla y hornear de 30 a 45 minutos a 180º. Sacar la lasaña bien gratinada y dejarla reposar unos minutos antes de servirla en porciones.

CONTINUACIÓN COMIDA DE NAVIDAD ITALIANA

"Tortellini" o Raviolis de carne

Obviamente, visto la larga elaboración de esta pasta rellena, tenemos la opción de comprarla ya hecha, y cocinarla al último momento en el buen caldo que ya hemos preparado con antelación. Si en cambio insistís en preparalo todo a mano, armaros de paciencia y empezar la obra cuanto antes, de buena mañana, o mejor el día anterior. Este tipo de pasta fresca se conserva poco tiempo en la nevera y bastante más en el congelador.

Ingredientes para 6/8 personas:


500 g de harina
una cucharada de aceite de oliva
4 huevos
400 g de carne de ternera asada (también se puede utilizar la carne del caldo limpia de grasa, pieles y nervios)
100 g de salchicha
100 g de jamón dulce
3 huevos más para el relleno
100 g de queso Parmesano rallado
una pizca de nuez moscada
20 g de mantequilla
sal y pimienta recién molida
vino blanco

Comenzar preparando el relleno: en una cazuela con mantequilla dorar a fuego medio durante 5 minutos la carne de ternera en taquitos, unir la salchicha sin piel y desmigada, el jamón dulce y cocer durante 10 minutos, mojando con un poco de vino blanco. Moler todo junto obteniendo una preparación homogénea. Incorporar finalmente 60 g de queso parmesano rallado y la nuez moscada, 2/3 huevos (según su tamaño), sal, pimienta y dejar en reposo el preparado durante algunas horas.

Pasar a preparar la masa: colocar la harina sobre la mesa de trabajo, hacer con la mano un hueco en el centro y romper en él los huevos restantes. Amasar hasta obtener una masa compacta, luego extenderla con el rodillo hasta formar una lámina delgada. Cortarla en muchos cuadritos de unos 4 centímetros de lado, colocar 1 cucharada de relleno en le centro de cada uno, cerrar formando un triángulo y asegurando bien los bordes. Doblar cada triángulo sobreponiendo las dos extremidades, dándole de esta manera la forma característica de “sombrerito”, si se quiere hacer tortellini. Si en cambio se quiere preparar raviolis, poner al centro de cada cuadradito una bolita de relleno y cubrir con otro cuadradito, cerrando bien los bordes.
Cocer en el caldo de carne la pasta rellena, servirla con el consomé y con el Parmesano rallado restante.

CONTINUACIÓN COMIDA DE NAVIDAD ITALIANA

Comida de Navidad

Aquí comparto con vosotros la una comida del día de Navidad de mi infancia, con las recetas para que podais elaborar algunos de estos platos tradicionales, festivos y auténticamente mediterráneos.

La comida del día de Navidad en mi casa se celebraba más al estilo milanés, o nórdico: entrantes de varios embutidos, hortalizas en vinagre, ensaladilla rusa, todo esto llamado “antipasti”. Acompañados de un aperitivo típico italiano como el Crodino, Campari o Martini.
Seguía generalmente un plato de raviolis o tortellini rellenos de carne en caldo de ternera, o una lasaña al horno. Después había carne de ternera asada, (arrosto en italiano) acompañada de ensalada verde.
Finalizaba la comida una refrescante macedonia de fruta fresca.
A los postres, —que se acompañaban con café y licores digestivos—, se volvía a la tradición siciliana: Cannoli, que se rellenaban con crema dulce de queso ricotta fresca, al último momento, para garantizar la frescura del relleno y preservar el crujiente del canuto. Con el tiempo introducimos también el “Panettone” típico de Milán, relleno de crema mascarpone o no, y el Pandoro de Verona, también solo o relleno. La verdad es que estos dos últimos productos de Navidad preferíamos tomarlos con el desayuno, ya que son más bollos dulces que verdaderos pasteles.

Ravioli in brodo (raviolis o “tortellini” en caldo de ternera)

Ingredientes para preparar el caldo de ternera:

1 kg de puntas de costillas de ternera, o de carne del pecho o espalda
un trozo de hueso de ternera con médula
dos zanahorias
una o dos brancas de apio con unas hojitas
una cebolla
un bouquet garni: tomillo, laurel, perejil, bien atados con un hilo
sal y pimienta negra en grano

Poner en una olla capiente la carne bien enjuagada, las hortalizas limpias y enteras, el bouquet garni, sal y unos granitos de pimienta negra, cubrir con 4 l de agua y poner al fuego vivo. Cuando arranca el hervor, sacar las impurezas que salen a la superficie, bajar el fuego, tapar y dejar hervir suavemente durante 3 o 4 horas.
Cuando la carne estará casi deshecha y el caldo espeso, quitar del fuego, sacar la carne, los huesos y las verduras, filtrar el consomé y dejarlo preparado para hervir los tortellini o raviolis de carne.

CONTINUACIÓN COMIDA DE NAVIDAD ITALIANA

sábado, 22 de diciembre de 2007

¿Qué se come en Italia para Navidad?

Hablar de platos típicos de Navidad válidos para toda la península Italiana no sería correcto, ya que cada región tiene sus especialidades tradicionales, y para enumerarlos o explicarlos todos necesitaría libros enteros.
Yo, como soy de origen siciliana por mis antepasados y nací en Milán (Lombardía), lo que conozco mejor son las comidas tradicionales de Navidad de estas dos zonas: una al norte y otra al sur.
Los sicilianos lo que más celebran es la noche de Vigilia de Navidad. Cuando era pequeña lo típico era que mi padre preparara unas salchichas de carne de cerdo con comino: ¡con esto se entienda prepararlas de verdad!, con los intestinos bien limpios, la carne picada adecuadamente y los aliños que consideraba apropiados. Mi madre en cambio preparaba con antelación los cardos, ya que se necesitaba bastante tiempo y paciencia para limpiarlos y hervirlos. Cuando todo estaba a punto, ya entrada la noche, se freían las salchichas y se rebozaban los cardos en una mezcla semilíquida de agua con harina y sal, y se freían también; una parte de los cardos hervidos, se cortaban en taquitos y se salteaban en aceite con ajos, sal y pimienta molida: esta era la cena, obviamente acompañada de un buen pan casero.
Pero las verdaderas estrellas de la comida de Vigilia eran los dulces “Cannoli”: canutillos de pasta crujiente rellenos de ricotta fresca mezclada con azúcar, trocitos de chocolate, fruta escarchada, canela; “Paste bianche”: pastelitos con forma de media luna de pasta brisa, rellenos de almendras molidas con azúcar, naranja escarchada y canela, cubiertos con una glasa de azúcar y clara de huevo, que al secarse se ponía muy blanca, —de allí su nombre—; “Pizzarruna”: pastelilos con varias formas alargadas, de pasta brisa rellena de mermelada de higos secos triturados, naranja confitada, azúcar y frutos secos.
Todos estos pastelitos se preparaban en casa en grandes cantidades y con bastante antelación, dada la larga y complicada elaboración. Se comían durante todas las fiestas y algunos se regalaban.

Las recetas de estos dulces la encotrareis en mi libro ”La cocina del cielo”, que está a disposición gratuitamente en éste enlace.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Santa Claus: el espírtu de la Navidad

El verdadero Santa Claus fue un santo muy popular en la antigüedad y se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil.
Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente, en esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. En alemán se llama "San Nikolaus" y aparece como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasa de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños.
La peculiar vestimenta de Papá Noel, o Santa Claus de la tradición nórdica, surge claramente de la representaciones bizantinas del obisbo de Debre (Turquia), san Nicolás de Mira, donde aparece con el manto rojo, la mitra –gorro puntiagudo–, una venerable barba blanca y con un costal lleno de regalos en la espalda.
San Nicolás nació en Licia, Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Murió, según se dice, el 6 de diciembre del año 345.
En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron Turquía, un grupo de católicos sacó de allí, en secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 le habían construído un templo en su honor.
La segunda mitad del siglo XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de Santa Claus, que dejó de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos y creencias, y se convirtió en patrón de todos los niños. Prueba de ello fue que se trasformó en las figuras del "Father Christmas" británico, o "Père Noël" francés, o "Babbo Natale" italiano, que adoptaron muchos de sus rasgos y atributos típicos.

Pan de Santa Claus

Ingredientes:
1 kg harina
1/2 kg mantequilla
1/2 kg azúcar flor
250 g pasas corinto
250 g nueces peladas
250 g pasas sultanas
250 g fruta confitada
6 huevos
3 cucharadas ron
1 cucharadita canela molida
1 pizca nuez moscada
2 clavos de olor
1 cucharadita bicarbonato disuelto en agua
2 cucharadas vinagre blanco
2 cucharadas agua fría

Batir la mantequilla con dos cucharadas de agua fría, hasta que quede como crema.
Agregue el azúcar y las yemas de huevos.
Una vez que esté batido todo, agregar la harina con las 3 cucharadas de ron y los demás ingredientes.
A continuación, las claras batidas a punto nieve y por último, el bicarbonato disuelto en un poco de agua y la fruta confitada.
Untar de mantequilla un molde y verter dentro la mezcla.
Llevar al horno caliente durante 15 minutos, enseguida bajar el calor y dejarlo cocer una hora aproximadamente.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Tronco de Navidad con chocolate y crema

150 g de azúcar
50 g de mantequilla o margarina
125 g de harina
5 huevos
2 yemas
Ron o vino de Oporto

Crema:
150 g de azúcar
250 g de mantequilla
2 yemas de huevos
1 clara de huevos
1 sobre de café soluble
250 g de chocolate en barra

Decoración:
azúcar en polvo
ramitas de grosella

Mezclar los huevos con el azúcar y batir hasta obtener una crema lisa. Añadir la harina tamizada y la mantequilla o margarina derretita y fría.
Verter el preparado en un molde de horno forrado con papel vegetal untado con mantequilla y meter a cocer a horno medio.

Para la crema:
Batir la mantequilla con el azúcar hasta obtener una crema.
Unir las yemas con la clara de huevos y el café disuelto en un poco de agua tibia. Batir enérgicamente la crema e incorporar el chocolate derretido a baño María.

Desmoldar el bizcocho sobre un trapo de cocina y espolvorearlo de azúcar. Bañar con un poco de Ron u Oporto y enrollarlo.
Dejar enfriar, desenrollar y untar con crema de chocolate.
Volver a enrollar el pastel con la ayuda del paño de cocina.
Cortar las puntas del tronco en diagonal y con un poco de crema unirlo al troco imitando los nudos de la madera.
Cubrir todo el pastel con la restante crema, hacerle unas rayas en la superficie con un tenedor, imitando el tronco de un árbol, y acabar de decorar al gusto con ramitas de grosella y azúcar en polvo.

martes, 18 de diciembre de 2007

Los genios de los troncos de Navidad

En todas las regiones de la tierra se cuentan historias o leyendas sobre seres misteriosos que representan a los espíritus de los bosques. Estos seres, semihumanos, vegetales, temerosos y huidizos, poblaban los bosques, y en el solsticio de invierno celebraban rituales y encantamientos para que el ciclo de la naturaleza se repitiera sin interrupciones. En las sociedades rurales los bosques eran sagrados, ya que en sus árboles vivían los genios benéficos, y los abetos siempre verdes representaben la inmortalidad.
La madera era preciosa y servía para mantener el fuego sagrado permanentemente vivo, calentaba los rigurosos inviernos y alejaba los malos espíritus. Cuando por fin el sol renacía, los espíritus de los bosques debían despertarse de su sueño invernal para efectuar los ritos mágicos relacionados con los árboles y estimular el despertar de la naturaleza. En Cataluña existe un antiguo ritual que debía garantizar una cosa tan importante como la continuidad de la vida sobre la Tierra; en Nochebuena los niños golpean enérgicamente a un tronco de madera, vestido con gorro y bufanda, para despertarlo de su sueño. El Tió, así se llama el tronco, al recibir los golpes se desvela y se desprende mágicamente de los dulces, regalos y frutos secos.

Tronco de Navidad con castañas y mermelada

Ingredientes:
100 g harina
80 g azúcar
3 huevos
1 vaso pequeño de ron
350 g castañas
75 g azúcar
60 g mantequilla
200 ml leche
1 vaso ron (vaso pequeño)
1 cucharada azúcar avainillada
150 g mermelada
1 pizca sal

Confeccionar primero el puré de castañas: pelarlas en una olla con agua fría poner al fuego y cuando hierva fuerte, retirar y quitarles la piel fina que las cubre. Echarlas de nuevo en otra olla con la leche caliente y la pizca de sal; dejar cocer hasta que estén blandas. Escurrir bien y pasar por un pasapurés. Reservar.
Poner en una olla 100 ml de agua y 75 g de azúcar para confeccionar un almíbar suave. Añadir la mantequilla al puré de castañas, mezclar bien; agregar el almíbar y el ron. Mantener tibia esta preparación.
Para la confección del bizcocho: poner en un bol las yemas de huevo y el azúcar, batir bien, agregar el licor y la harina pasada por un cedazo y mezclar bien. Añadir las claras previamente batidas a punto de nieve y revolver con movimientos suaves y envolventes.
Extender encima de una bandeja de horno dos hojas de papel vegetal para formar dos planchas de bizcocho (una para que sirva de base al tronco y la otra para el tronco). En uno de los papeles echar el preparado de bizcocho hasta forma una plancha de 22 cm de largo por 10 cm de ancho y en otro, otra plancha de 20 cm de largo por 18 de ancho.
Introducir en el horno y dejar cocer muy suave durante 25 minutos; debe dorarse ligeramente. Retirar y desprender el papel del bizcochuelo más ancho; untarlo primero con la mermelada de damasco y seguidamente con una buena capa de puré de castañas; enrollarlo y envolverlo en una servilleta para que no se deforme. Dejar enfriar. Retirar el papel del bizcocho más estrecho, untarlo bien con la mermelada, espolvorear con el azúcar avainillado y colocar en una fuente alargada. En el centro del bizcocho extender una capa de puré de castañas. Quitar la servilleta que envuelve el bizcocho enrollado, recortar los extremos y cubrir con una buena capa de mermelada, colocar este bizcocho encima del otro y cubrir con una espesa capa de castañas. Con las puntas de un tenedor formar estrías en la superficie para imitar las rugosidades que caracterizan la corteza del árbol.
La pasta de castañas al enfriarse se endurece, por tanto, se debe conservar tibia.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Panes de almendras de Navidad

La palabra mazapán proviene del árabe, del término “mahsaban”, que hace referencia a los postres hechos con almendras y frutos secos. Otros expertos aseguran que proviene del vocablo “mantha-ban”, que significa “rey sentado”. La primera forma que adquirió esta delicia de almendra fue precisamente ésa, la de un monarca sentado. De hecho, el mismo escudo heráldico de Toledo tiene un rey en esa postura, lo que demuestra el fuerte lazo que une a la ciudad con el mazapán.
A pesar de que todo parece indicar que, etimológicamente, la palabra mazapán es árabe, otra leyenda dice que su receta proviene de manos cristianas. Se cree que los primeros mazapanes fueron obra de las monjas de San Clemente, que lo “inventaron” cuando Toledo se hallaba sitiada por los árabes.
Para calmar la necesidad de alimento, las monjas hicieron una pasta muy dulce, elaborada a partir de las dos únicas materias primas que tenían: azúcar y almendras. “Pan de Maza” fue el nombre que obtuvo esta masa cocida en el horno que sirvió de sustento a los sitiados. A partir de entonces, Toledo se convertiría en cuna del mazapán. Fue en 1615 cuando Felipe III aprobó la ordenanza del Gremio de Confiteros de Toledo, en reconocimiento a su buen hacer en la elaboración de repostería artesanal.
La almendra utilizada para el mazapán debe representar el 50% del peso total del dulce. Por su parte, el azúcar utilizado puede proceder de distintos orígenes: se puede utilizar azúcar de caña, de remolacha, miel, glucosa, sacarosa, etc.. Pero no sólo en Toledo se trabaja el mazapán, a pesar de ser esta provincia su mayor productora, en Alemania son famosos los mazapanes de “Lübecker”, que cuentan con Denominación de Origen, protegida por la Unión Europea desde 1996.
Para la tradición judía la almendra representa lo ignoto, que se esconde tras una corteza dura. La ciudad de la Luz, la cual es una estancia de la inmortalidad, se encuentra debajo de un almendro.
En la religión cristiana, heredera de la simbología hebrea, la almendra juega un papel fundamental representando a Jesucristo, porque su naturaleza divina está escondida en su semblante humano. Podría ser ésta, la razón porque se utiliza este fruto en gran abundancia en los dulces navideños, cuando el Dios nace como hombre.
En la iconografía medioeval es común encontrar representaciones de la Virgen, Jesús y los santos, dentro de una almendra; sus dos vértices apuntan uno al cielo y otro a la tierra, simbolizando la union de lo divino y lo terrenal.

Mazapanes

Ingredientes:
250 g almendras crudas
250 g azúcar en polvo
una yema de huevo
una clara de huevo

Machacar las almendras en un mortero hasta conseguir que estén muy molidas y llevarlas a un recipiente con el azúcar en polvo y una clara de huevo. Después, proceder a mezclarlo todo y terminar de amasar cuando se haya conseguido una pasta homogénea.
Dejar reposar la masa en un sitio fresco durante unas horas y, cuando se vaya a utilizar, espolvorear por encima con azúcar en polvo, amasar otra vez y darle la forma deseada.
Para las figuritas podemos adquirir moldes diferentes y, una vez obtenida la figura, pintarla con yema con la ayuda de un pincel. Colocar las figuritas de mazapán en una bandeja y meter en el horno unos minutos. Retirarlas rápidamente cuando estén doradas.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Roscón de reyes francés “Galette des Rois a la Frangipane”

125 g de almendras dulces en polvo
3 huevos
125 g de mantequilla
150 g de azúcar
1 pizca de sal
1 cucharadita de fécula de patata
1/2 kg de masa de hojaldre ya preparada

En un recipiente hondo mezclar cuidadosamente la almendras en polvo con un huevo hasta obtener una masa fina y lisa.
Añadir la mantequilla muy blanda, el azúcar y la pizca de sal. Continuar mezclando los ingredientes e incorporar la fécula y los dos huevos restantes, uno después del otro. Dejar enfriar la crema frangipane durante 2 horas.
Mientras tanto aplastar la masa de hojaldre en dos círculos, uno más grande que el otro.
Untar un molde redondo para tarta con un poco de mantequilla y poner el disco de hojaldre más pequeño en el fondo. Encima repartir la "frangipane" e insertar en el medio las figuritas para la celebración de los Reyes. Tapar con el segundo círculo de hojaldre. Cerrar bien los bordes y dibujar la superficie de la masa de hojaldre, según la fantasía.
Cocer en el horno previamente calentado en 180º durante 35 minutos aproximadamente. Verificar la cocción de vez en cuando y sacarla cuando el pastel esté bien dorado.

Durante la Revolucion Francesa a la Galette des Rois se le dio el significado de Torta de la Libertad o de la Igualdad y se repartía entre los vecinos del pueblo. Desde entonces en el norte de Francia se prepara para Reyes con una sorpresa, que en epocas monárquicas era un Rey o Reina y en democracia algún juguete.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Roscón de Reyes argentino

1/2 k harina
1/4 l leche
100 g mantequilla
2 huevos grandes
20 g levadura prensada
300 gr frutas confitadas
1 cucharada agua de azahar
piel rallada de un limón
75 g azúcar
1 pizca sal

Confeccionar una pasta blanda con 100 g de harina, 3 cucharadas de leche tibia y la levadura desmenuzada. Mezclar bien y dejar reposar en un lugar caliente. En un bol poner el resto de la harina, hacer un hueco en el centro y añadir los huevos, el azúcar, el agua de azahar, la ralladura de limón y el resto de la leche.
Trabajar bastante con las manos hasta obtener una masa de consistencia fina y elástica. Extenderla con el rodillo, poner la mantequilla en el centro, doblar la hoja de pasta varias veces, hasta que la grasa quede bien incorporada. Añadir la pasta de levadura reservada hasta que esté todo bien mezclado. Poner la masa en un bol grande, espolvorear con harina y dejar reposar en sitio tibio durante 3 horas.
Pasado ese tiempo amasar de nuevo en el mismo recipiente y dejar otras 3 horas de reposo, tapar la masa con un paño.
Pasado el tiempo indicado, formar una bola, si se confecciona un solo roscón o varias, si se quiere preparar varios roscos pequeños. Aplastar la bola dándole forma de torta y abrir un hueco en el centro. Colocar las frutas confitadas por toda la superficie de la rosca hundiéndolas ligeramente. Dejar fermentar de nuevo en un lugar abrigado hasta que haya duplicado su volumen. Calentar el horno a temperatura fuerte y antes de introducir el roscón en él, pintarlo con huevo batido, espolvoreado con azúcar. Hornear durante 20-40 munutos.
Recuerde que, si se quiere poner sorpresas en estos roscones, se deben introducir en la masa en el momento de darle forma.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Las tortas con sorpresa de los Reyes Magos

El Roscón de Reyes es una de las tortas más antiguas de la pastelería. Su forma de bollo circular la encontramos ya en el neolítico, cuando se amasaba con cereales y se cocinaba en tablas sobre piedras calientes.
A partir de la Edad Media comenzó a asociarse con la fiesta de los Reyes y la Iglesia le atribuyó el valor del pan bendito para repartir entre los fieles. En algunas regiones del norte de Europa el corte del pan se acompañaba con canciones y una comitiva de niños llevaban las ofrendas al Jesús recién nacido.
El 6 de enero la Iglesia Católica celebra actualmente la Epifanía o la manifestación de Dios hecho hombre. En Occidente, la festividad gira en torno a la adoración del Niño Jesús por parte de los Reyes Magos como símbolo de reconocimiento del mundo pagano del Cristo salvador de toda la humanidad.
La tradición de la fiesta de reyes nos lleva al evangelio bíblico de San Mateo, en el que se narra como unos magos, guiados por una luminosa estrella, llegaron a Belén para adorar y ofrecer sus dones al recién nacido Mesías, burlando a Herodes, el infanticida más temido y famoso de la historia.
De su país de origen, sólo sabemos que procedían de Oriente, como dice San Mateo. Los testimonios más antiguos de la Iglesia de Siria y de los padres griegos afirman que venían de Persia, donde, como es sabido, existía la casta de los magos o astrólogos. Otros hablan de Caldea (Babilonia), donde surgió la astrología.
Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar se popularizaron en la Iglesia desde el siglo IX, siguiendo el texto del venerable monje benedictino Beda, quien los describió así en un código: "Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color; Gaspar, más joven y rubio; Baltasar, negro".
Los nombres son distintos en diversas lenguas. En griego se llaman Appellicon, Amerín y Damascón; en hebreo, Magalath, Galgalath y Serakin.

Roscón de Reyes español


Ingredientes:
500 g harina
75 g mantequilla
100 g azúcar
1/4 l leche
un trozo de piel de limón
15 g levadura de cerveza
un huevo
1 l nata montada
fruta escarchada (al gusto)

Poner a hervir la leche con la piel del limón y la dejamos enfriar. En una superficie lisa formar un volcán con la harina y verter en el centro, haciendo antes un agujero, la mantequilla, el azúcar, la levadura y la leche. Trabajar bien hasta formar una masa bien compacta y dejar que repose tapada con un paño un par de horas. Con un rodillo estirar la masa y darle forma de rosco, pincelar con el huevo la superficie, colocar fruta escarchada e introducir en el horno precalentado a fuego suave unos 40 minutos. Abrir por la mitad, dejar enfriar y rellenar de nata montada. Acabar espolvoreando el rosco con azúcar en polvo o virutas de azúcar.
Se puede rellenar también de cabello de ángel o mermelada, según los gustos.

martes, 11 de diciembre de 2007

"En el nombre del cielo os pido posada"

En México la gente cena con su familia el día de Navidad. Se cierran calles para poner los puestos de los vendedores de artesanía, regalos y comida. Se toma ponche sin alcohol, preparado con frutas de la temporada (caña, naranja, lima, tejocotes).
La Posada mexicana es una especie de representación del peregrinage de la Virgen y José para que les dieran posada y dar a luz al Niño Jesús. Así que un grupo de gente va caminando de casa en casa cantando "En el nombre del cielo, os pido posada...", hasta que llegan a la casa en que se va a dar el festín y los aceptan, empezando las piñatas, comida, música y juegos.
El origen de las posadas parece hallarse en el convento de San Agustín de Acolman, en donde los monjes agustinos aprovechaban la coincidencia de las fechas cristianas y las de los ritos de los aztecas, quienes festejaban el nacimiento de su máxima deidad, el dios Huitzilopochtli.


Tortitas de Nochebuena mexicanas

Ingredientes:
600 g de harina cernida
100 g de mantequilla
6 huevos, separadas las yemas de las claras
400 g de coco rallado
1 kg de azúcar para el almíbar y 180 g para el merengue
Azúcar pintado de rojo

Sobre la mesa de amasar, hacer una fuente con la harina. Poner en el centro las yemas y la mantequilla e integrar bien con ayuda de una cuchara de madera, hasta conseguir una masa uniforme y consistente; si es necesario, agregar más harina. Precaliente el horno a 175°.
Dividir la masa en 4 partes y cada una de éstas en 8 porciones. Formar bolitas con cada una de ellas y luego extenderlas lo más delgado posible en forma de tortillitas. Doblar la masa de las orillas hacia arriba, de modo que las tortillas puedan rellenarse más adelante.
Colocar las tortillas en bandejas para hornear previamente engrasadas y hornear a 175°C, durante 15 minutos, o hasta que estén bien cocidas.
En una cacerola, mezclar 1 kg de azúcar y 3 tazas de agua. Poner al fuego y, en cuanto el almíbar empiece a hervir, añadir el coco. Cocinar a fuego medio, revolviendo constantemente, hasta que el coco esté transparente y la miel se haya espesado. Si es necesario, añadir más agua; dejar enfriar la mezcla.
Poner un poco de pasta de coco en el centro de cada tortilla.
Batir las claras a punto de turrón y agregar poco a poco el azúcar restante. Colocar un poco de merengue sobre cada tortita. Para servir: espolvorear el azúcar pintado de rojo sobre las tortitas.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Argentina: una Navidad calurosa

En Argentina se han implantado a lo largo de los años todas las tradiciones navideñas de los países europeos llevadas hasta allí por las grandes olas de inmigraciones. Italianos, alemanes, belgas, españoles y muchas más nacionalidades han trasladado en este país sus tradiciones gastronómicas navideñas, adaptándolas al diferente clima en que se celebra tan señalada fiesta. En estas tierras de gauchos y apasionados tangos, lo único que falta es el típico paisaje nevado ya que en estas latitudes estamos en pleno verano. Se hacen comidas frescas, porque generalmente hace mucho calor. El pollo al horno, el asado criollo —todo tipo de carne que se asa a la brasa—, o el pavo relleno se acompaña con abunbantes ensaladas frescas y al final un buen helado. Sin embargo, los descendientes de los inmigrantes de tradiciones europeas, no renuncian a comer las nueces, los turrones, el pan dulce de almendras y la fruta confitada.
Generalmente la comida se prepara a la canasta, o sea que cada integrante de la familia lleva algo, o se juntan todas las mujeres de la familia y cocinan.
A la medianoche se celebra el nacimiento de Jesús con sidra bien fría que acompaña los frutos secos, los turrones, los diferentes panes dulces y tortas de arroz, chatitas crujientes y cosas parecidas.


Pan de almendras


Ingredientes:
250 g de margarina 
250 g de azúcar 
3 huevos 
sal 
4 cucharadas de leche 
250 g de harina 
2 cucharaditas de levadura en polvo
2 manzanas verdes
2 claras 
75 g de almendras 
una cucharada de azúcar en polvo

Tener todos los ingredientes a temperatura ambiente. Mezclar la margarina con 200 g de azúcar y una pizca de sal, agregar los huevos uno a uno, luego la leche y después la harina cernida con la levadura en polvo. Pelar las manzanas y retirar la pulpa, cortarlas en daditos y agregarlas a la masa. Poner en un molde de 25 cm y hornear a temperatura media durante 15 minutos. Mezclar las dos claras con 50 g de azúcar hasta hacer un merengue y añadirle 50 g de almendras picadas. Extender sobre la torta en horneado y esparcir por encima las almendras restantes. Hornear durante media hora más. Servir la torta a temperatura ambiente, espolvoreada con abundante azúcar en polvo.

domingo, 9 de diciembre de 2007

El baile del Mono: un rito agrícola

Los venezolanos comparten con los demás hispanos la devoción por el niño Jesús y la conmemoración de su nacimiento es particularmente celebrada.
Durante las largas fiestas Navideñas se elaboran manjares y bebidas especiales. En los recintos de las Iglesias se instalan los pesebres y se adornan las casas con la planta Poinsetia, blanca o roja, llamada Navidad y otras muchas flores; hay que recordar que aquí el clima se suaviza y florecen diferentes especies de plantas. Los europeos hemos importado recientemente la tradición de alegrar nuestras fiestas navideñas con las espectaculares Poinsetias, como los venezolanos.
Toda la familia se reúne para cenar y entregarse los regalos a media noche del 24 de diciembre; los niños esperan con mucha emoción los regalos de San Nicolás o del Niño Jesús.
En el estado de Monagas, el día de los inocentes, se celebra la Fiesta del Mono, que consiste en un baile bufo al cual se va sumando toda la población bajo la guía de un personaje principal vestido de mono. Este baile es el recuerdo de un rito agrícola que se practicaba antiguamente en esta zona y que ahora va incluído en las festividades navideñas.


Torta de Navidad de Venezuela


Ingredientes:
(Diez dias antes de prepararlo mezcle lo siguiente para el relleno)

1 taza de cerezas
1 taza de ciruelas pasas
1 taza de frutas confitadas
1 taza de pasas
1 frasco de mermelada de naranja
1 taza de Brandy o Ron
1/2 taza de jugo de ciruelas o malta
1 taza de miel
1 cucharadita de canela
1/2 cucharadita de clavos de olor
Dejar todos los ingredientes mezclados en un envase de vidrio o plástico bien tapado.
Para la tarta
250 g de mantequilla
250 g de azúcar
500 g de harina
una taza de leche
6 huevos
la piel rallada de un limón
un sobre de levadura en polvo
200 g de chocolate
esencia de almendras
un sobrecito de vainilla en polvo

Disolver la mantequilla, añadir el azúcar y revolver hasta que se haya disuelto totalmente. Separar las yemas de las claras de los huevos y reservar las claras. Unir a la crema de mantequilla las yemas, batir bien e ir añadiendo poco a poco la harina, alternándola con la leche. Agregar la vainilla en polvo, la piel rallada del limón y la levadura. Disolver el chocolate a baño María, dejarlo enfriar un poco y verterlo en el preparado. Batir las claras de huevo a punto de nieve e incorporarlos a la mezcla con delicadeza. Por último, escurrir la fruta, pasarla en un poco de harina e integrarla a la tarta. Verter la preparación en un molde para el horno redondo, engrasado y enharinado, cocer al horno caliente, 180º o 200º de temperatura, durante 45-60 minutos aproximadamente, cuidando que se cocine perfectamente. Una vez lista, dejarla enfriar y bañarla después con un poco del líquido de maceración de la fruta. Preparar una glasa con azúcar en polvo, agua, un poco de esencia de almendra y bañar la superficie de la tarta. Se puede acabar de decorar la tarta con chocolate fundido.

sábado, 8 de diciembre de 2007

La noche de los agüeros

En los países de América Latina —de arraigada tradición católica— se celebra especialmente la Nochebuena, el 24 de diciembre, con una cena familiar para la que se elaboran una gran diversidad de platos, postres y bebidas tradicionales.
También se acostumbra asistir a la Misa del gallo y celebrar la fiesta con cohetes y fuegos artificiales.
Actualmente en Colombia la Navidad es tiempo de gran actividad comercial, intercambio de regalos y reuniones familiares.
En Colombia resulta fácil relacionar las fiestas navideñas con las antiguas celebraciones del nacimiento del sol, que se celebraban antiguamente en estas mismas fechas. El 7 de diciembre hay una hermosa fiesta llamada “Festival de velas y faroles” en la localidad de Quimbaya en el Quindío. En la ciudad también se encienden coloridas luminarias y la gente pasea por la noche para gozar del espectacular alumbrado, en el que reconocen el espíritu de la Navidad.
Costumbre característica de este pueblo es la matanza del cerdo el día de Nochebuena, el aguinaldo y los agüeros; estos últimos derivan de tradiciones muy antiguas basadas en las supersticiones populares, trasmitidas por los españoles. El día 31 de diciembre se ha de seguir una serie de recetas para obtener el amor, la felicidad, el dinero etc., como tomar las doce uvas, vestirse de amarillo o coger la copa de champaña con la mano derecha pidiendo un deseo. Éstos sólo son un ejemplo de los innumerables agüeros de Nochebuena.

Pan de Navidad de Colombia

Ingredientes
2 huevos grandes
140 g de azúcar
140 g de harina de trigo
2 cucharaditas de levadura en polvo
140 g de nueces
140 g de chocolate
140 g de fruta confitada
140 g de uva pasa
2 cucharadas de ron u otro licor
margarina para engrasar el molde de hornear

Montar las claras de los huevos con la mitad del azúcar hasta lograr una consistencia firme.
Batir las yemas con el resto del azúcar hasta que la mezcla esté cremosa y agregar lentamente el compuesto a las claras. Añadir luego el chocolate rallado, el resto de los ingredientes, y la uva pasa previamente remojada en dos cucharadas de ron u otro licor. Mezclar bien, moldear la masa en forma de pan alargado y colocarlo en un molde de horno.
Decorar con trocitos de fruta confitada. Llevar al horno precalentado a 180º y hornear hasta que dore, unos 30 minutos aproximadamente.

viernes, 7 de diciembre de 2007

El Siops de la abundancia

El Friuli-Venezia-Giulia es una región del noreste de Italia fronteriza con Austria y Eslovenia. La zona de Trieste tiene playas asomándose al Mar Adriático, mientras que las zonas de los Alpes es un bello paraje montañoso, amado por los esquiadores. En esta privilegiada zona, en invierno reina el frío del norte y las fiestas de Navidad se regocijan bajo el manto blanco de la nieve.
Antiguas tradiciones navideñas de este pueblo nos reconducen a las celebraciones de las divinidades itálicas de la agricultura.
La palabra "Siops", que viene del latín "si opes", viene de Ops, u Opi, que era el nombre de la diosa de la abundancia, mujer de Saturno, que junto a su esposo protegía las cosechas. En estas Tierras "Siops" son llamados ahora los obsequios augurales que se hacen en Navidad y que comprenden: avellanas, nueces, castañas, maíz hervido, patatas asadas, manzanas y panes dulces, que son símbolos de fertilidad y de gracia divina. Es costumbre que en estos días los novios se cambian su "Siops" cerca de la chimenea, donde arde el gran tronco bendecido que mantiene alejado todos los males, y junto se lo comen para atraer la fertilidad, la abundancia y los buenos auspicios.

“Kugelhupf”
(Friuli-Venezia-Giulia, Italia)


Ingredientes:
320 g de harina,
80 g de mantequilla,
60 g de azúcar,
60 g de uvas pasas
50 g de almendras,
30 g de levadura de cerveza,
20 g de pan rallado,
2 cucharadas de ron,
2 huevos,
2 yemas
1 limón

Poner las pasas en el agua tibia y dejar que se ablanden durante 15 minutos. Hervir durante 1 minuto las almendras en agua, escurrirlas y quitarles la piel.
Incorporar el azúcar a la harina, añadir la levadura diluída en un poco de agua templada, los huevos, las yemas, 70 g de mantequilla derretida, el ron y la cáscara rallada del limón. Trabajar todo. A continuación incorporar las pasas escurridas y secas y las almendras picadas. Trabajar un poco más la pasta, hacer una pelota, cubrirla con un paño y dejarla fermentar durante 1 hora. Usar el resto de la mantequilla para engrasar una fuente para rosquillas o redonda, rociarla con el pan rallado, poner en el fondo las almendras y verter la mezcla hasta la mitad. Tapar y dejar fermentar durante otra hora más. Meter en el horno a 180 º y cocer durante 1 hora.

jueves, 6 de diciembre de 2007

El Pan de Oro de Verona

No hay duda de que el pan dulce de Génova y el Panettone de Milán, son más antiguos y tradicionales, pero como siempre ocurre, encontraron un rival: el pan que elaboran los venecianos para las mismas celebraciones navideñas. El pan dulce veneciano, mejor dicho el Pandoro de Verona, nació efectivamente, como dice su nombre, en la ciudad de los amantes inmortales Romeo y Julieta. Este gran bollo dulce, que dio mucho prestigio gastronómico al lugar, es un bizcocho de pasta fermentada, muy ligera y sabrosa, que no lleva frutas y va espolvoreado abundantemente con azúcar en polvo.
La receta más antigua del “Pandoro” de Navidad cuenta con 200 años de antigüedad y deriva del “pan de oro” de forma cónica, muy amado por los antiguos patricios romanos, así llamado porque llevaba una auténtica cobertura de hojas de puro oro. El “pandoro” actual, en cambio, sólo recibe su nombre por su color dorado que toma por la presencia en su masa de abundantes huevos.
Hay una tradición que nos habla del origen de este pan navideño que lo relaciona con el “Nadalin”, dulce típico de Verona. Este pan nació por encargo de los Señores llamados “Della Scala”, que en el año 1260 se instalaron en dicha ciudad. Fue entonces que el pastelero de la corte creó este dulce como símbolo de la grandeza de la ciudad, que más tarde se trasformó en el pan de Navidad con la típica forma que recuerda la cometa de los Reyes Magos.

Pandoro

Ingredientes:
650 g de harina,
310 g de mantequilla,
200 g de azúcar,
40 g de levadura de cerveza
4 yemas de huevo,
2 huevos enteros,
azúcar glasé


Preparar el “Pandoro” requiere de mucho tiempo; la parte crítica es la fermentación ya que es indispensable para que el bollo salga bien.
Colocar 200 g de harina sobre la mesa de trabajo, hacer con la mano un hueco en el centro, verter en él la levadura desmenuzada y trabajarla con 2 yemas de huevo y 50 g de azúcar.
Cubrir la masa con un trapo y dejarlo en un lugar tibio durante 2 horas.
Preparar mientras tanto otra masa trabajando 200 g de harina con 50 g de mantequilla derretida, 100 g de azúcar y 2 yemas de huevo. Incorporar luego las dos masas, trabajarlas intensamente y dejarlas en reposo durante otras 2 horas en un lugar tibio. Transcurrido el tiempo necesario, incorporar 250 g de harina, 250 g de mantequilla blanda en pedazos, 50 g de azúcar y 2 huevos. Trabajar intensamente la nueva masa y dejarla en reposo durante 2 horas. Por tres veces consecutivas aplanar la masa, ayudándose con el rodillo, y luego amasarla. Dejarla en reposo durante 30 minutos, luego engrasar con el resto de la mantequilla un molde en forma de estrella con los bordes más bien altos y colocar en éste la masa. Untar con mantequilla un cuchillo y hacerle incisiones sobre la superficie del “pandoro” en forma de cruz. Cocer el “pandoro” durante 1 hora en el horno a temperatura media a 160º-180°. Cuando esté listo, dejar que se enfríe y rociarlo después con el azúcar en polvo.

Los panes dulces de Navidad italianos

El Panettone —un bollo con pasas y fruta confitada, tradicional de Milán— es también conocido como el "Pan de Navidad" de la Lombardía. La historia, más o menos verdadera, de este pan dulce nació hace más de cinco siglos, alrededor de 1490, cuando un joven aristócrata se enamoró de la hija de un pastelero de Milán. Para demostrarle su amor se hizo pasar por aprendiz de pastelero e inventó un pan azucarado en forma de cúpula a base de frutas con aroma de limón y naranjas. Los milaneses empezaron a acudir en masa a la pastelería a pedir el pan de Toni, así se llamaba el dueño de la pastelería, y de ahí viene el nombre de "panettone".
Otra historia del Panettone la encontramos en el libro “Leggende e storie milanesi” de Laura Maragnani y Franco Fava. Esta historia relaciona el Panettone con un gran pan que originariamente se preparaba para ser consumido en familia y en una tradicional ceremonia navideña llamada “del Ciocco”. El padre de familia se persignaba, cogía un grueso tronco de alcornoque, lo colocaba en la chimenea bajo unas ramitas de enebro y encendía el fuego. A continuación echaba vino en una copa y con una parte rociaba las llamas, bebía un sorbo y pasaba la copa para que los demás miembros de la familia bebieran un poco. Después, el padre echaba unas monedas al tronco ardiendo. Al final se presentaban en la mesa tres grandes panes de trigo, de los cuales se cortaban unos pequeños fragmentos, que se conservaban hasta la próxima Navidad. Este pan se consideraba el “antepasado” del Panettone y tenía poderes mágicos.
De aquel primer pan se han derivado numerosas variaciones y se puede encontrar con uvas, pasas, piñones, almendras y frutas confitadas.
En Milán terminó por convertirse en un dulce tradicional navideño, sobre todo desde que los empresarios empezaron a regalarlo a sus clientes como obsequio.
Este tipo de pan dulce tiene una masa muy elaborada, hecha con abundantes huevos, perfumada con cedrón abrillantado, pasas sultanas, cáscara de naranja, decorado con almendras tostadas y azúcar granulado. Su forma es más alta que la del pan genovés y su coloración más clara y rubia. Goza de mucha aceptación en Italia y en muchos países de Europa y Sudamérica.

Panettone


Ingredientes:
500 g harina
4 huevos
2 yemas
150 g mantequilla
150 g azúcar
100 g almendras
100 g naranja confitada
50 g terrones de azúcar
1 vaso de leche
50 g levadura de cerveza
sal  

Pelar las almendras. Con la mitad de la harina y la levadura desleída en un poco de leche tibia formar una masa de levadura que se pondrá a fermentar cubierta con un paño. Cuando haya doblado su volumen, agregar los huevos, una yema, harina restante, azúcar, mantequilla, una pizca de sal, fruta confitada troceada y la leche. Poner nuevamente a fermentar sobre una fuente de horno engrasada, dándole la forma que se desea (resulta útil el anillo de un molde redondo desmontable). Pintar la superficie con la yema restante y epolvorear por encima las almendras junto con los terrones de azúcar picados. Poner a fermentar en sitio templado. Cuando haya crecido nuevamente el doble, meterlo en el horno y cocerlo por espacio de una hora, primero a temperatura fuerte, luego a calor moderado.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

El banquete conmemorativo de Navidad

Los Saturnales romanos también se pueden considerar antecedentes de las fiestas navideñas cristianas —refiriéndonos sobretodo a los banquetes, abundantes y concurridos— que se celebran durante estos días festivos. Las fiestas en honor a Saturno, dios de la agricultura, empezaban el 17 diciembre y se prolongaban hasta el 23 del mismo mes. En ocasión de esta celebración, los ricos romanos solían poner una mesa para todos aquellos que se presentaban en la casa, ricos o pobres que fueran, y la gente se hacía regalos, sobre todo velas con cinta de colores, para celebrar la vuelta de la luz
Los primeros documentos que hablan de la celebración de la Navidad en Inglaterra con un banquete conmemorativo se remontan a 1065, cuando el Rey Eduardo el Confesor invitó a "la gente de toda Bretaña" a la consagración de la Abadía que había mandado construir en Londres. El día de Navidad, aunque estaba muy enfermo y a punto de morir, presidió el banquete que dio en el Palacio de Westminster a todos los asistentes a la ceremonia religiosa. Al año siguiente, la primera Navidad tras la Batalla de Hastings, hubo una doble celebración: Guillermo el Conquistador quiso ser coronado el 25 de diciembre y, tras la coronación, dio un gran banquete. A partir de ese año el Rey pasó todas las Navidades en Gloucester, donde se celebraba también el ya imprescindible banquete conmemorativo, con grandes cantidades de comida y postres navideños.


Pudding de Navidad inglés

Ingredientes:
250 g de grasa de riñones
100 g de corteza de naranjas confitadas
200 g de cerezas confitadas
60 g de almendras
250 g de harina
200 g pasas de uva de Esmirna
175 g de pan rallado
120 g de azúcar moreno
una pizca de canela
una pizca de jengibre
una pizca de sal
4 huevos
2 cucharadas de melaza
1 copita de ron o aguardiente
jugo de 1/2 limón
corteza de 1/2 limón

Picar por separado la grasa de los riñones, la corteza de naranja, las cerezas confitadas, las almendras con la piel y la corteza del 1/2 limón. Colocar en un bol, agregar la harina, las pasas de uva, el pan rallado, el azúcar moreno, la canela, el jengibre y la sal. Batir los huevos en un bol, agregar la melaza, el aguardiente, el jugo de limón y mezclar. Incorporar a la preparación anterior y trabajar hasta que resulte una masa pareja. Enmantecar un molde para pudding (semiovalado) y distribuir la masa hasta las 3/4 partes. Apoyar el molde sobre una servilleta grande, levantar sus 4 extremos, hacer un nudo, pasar por éste un palillo largo y resistente. Colocar el pudding en una cacerola grande con agua hirviendo, apoyando los extremos del palillo en los bordes de la cacerola para cocinarlo sin que el molde toque el fondo. Cocinar entre 4 y 5 horas, agregando agua a medida que se evapora. Una vez cocido, quitar la servilleta humedecida, envolverlo con otra seca y dejar enfriar.

martes, 4 de diciembre de 2007

El pan de Cristo de Alemania

Se tiene noticia que ya en el la primera mitad del siglo XIV, los habitantes del poblado alemán Naumburg/Saale se reunían en la mesa con un trozo de stollen o christollen (pan de Cristo) caseros, para celebrar la Navidad. En un documento del año 1329 en Naumburg se menciona el “christollen” como un regalo de Navidad ofrecido a un obispo.
Los ingredientes básicos de este pan era la harina de trigo la levadura y el mazapán. A estos primeros ingredientes se incorporaron otros más cálidos como las frutas confitadas, nueces y almendras para recordar la tierra en que nació Jesús, donde estos frutos secos se producen en abundancia.
El stollen se comenzó a fabricar en gran cantidad para celebrar el nacimiento de Jesús en la ciudad de Dresde en el 1438, basándose en la misma receta más antigua. Fue también en este mismo año que el pan de Cristo, grande y redondo en principio, se convierte en alargado y más bien asimétrico, como el actual.
Para este hecho hay dos teorías: la primera dice que las medidas de este pan cambiaron debido a razones de espacio en el horno, ya que entonces, los panes de Cristo empezaron a fabricarse en gran cantidad; la segunda, que la creadora fue una religiosa, motivo por el cual le dió la forma del niño Jesús envuelto en pañales, cosa que explica la abundante capa de azúcar en polvo que recubre el pan dulce.
Desde 1997 se ha protegido la denominación de tal forma que sólo se puede nombrar “Dresdener Stollen” los manufacturados en Dresde. De todas formas la popularidad de este pastel navideño hace que en otras partes de Alemania tenga nombres diferentes y se elabore con ligeras variantes como incluir: mantequilla, almendras, mazapán, melocotón, nueces, frutos secos, etc.
Todos estos panes de Navidad tienen en común que deben reposar almenos tres semanas en un lugar fresco, para que las frutas vayan desprendiendo sus aromas y sabores.


“Stollen”
(Pan de navidad Alemán)


Ingredientes:
150 g pasas (sultanas)
30 g naranja (piel confitada)
30 g limón (piel confitada)
30 g almendra
50 g ron
225 g harina
30 g levadura de cerveza fresca
70 g leche
35 g azúcar
100 g mantequilla
30 g mazapán
3 g sal
1 g macis
1 g cardamomo
1/2 vaina vainilla
ralladura de la piel de un limón
azúcar en polvo

Hacer una masa con 125 g de harina, la leche tibia y la levadura, taparla con un trapo y dejarla en un lugar fresco y seco, hasta que haga una costra en la superficie. Cuando esta masa está lista la mezclamos con el resto de la harina, el azúcar, la mantequilla, el mazapán, la sal, el macis, el cardamomo, el interior de la vainilla raspada y la ralladura de limón. Trabajar con energía la masa hasta que empiece a hacer burbujas.
Mezclar el resto de los ingredientes y dejar reposar 2 horas. Hornear a 200º, 40 minutos.
Desmoldar en caliente, pintar con mantequilla fundida y rebozar en azúcar en polvo.
Este pastel está más sabroso si lo hacemos con 3 ó 4 meses de antelación, lo envolvemos en papel aluminio y lo guardamos en un sitio fresco.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Los árboles sagrados de los Celtas

La celebración del nacimiento del dios de la luz, el "Sol invicto", que se celebraba en el solsticio de invierno en Roma, se celebraba también entre el pueblo celta. Según la tradición druida, se ofrecían a los dioses sacrificios y se colgaban cabezas de osos, o de los guerreros enemigos, a los árboles sagrados que, luego, constituirán nuestros famosos árboles de Navidad.
En el Norte de Europa aún existen muchas antiguas tradiciones —aunque por suerte, ya desde hace mucho tiempo se han abolido las más cruentas— y con varias semanas de antelación se inician los emocionantes preparativos para la Navidad. Se elabora la cerveza especial de la Navidad llamada "Juleøl", se preparan los numerosos platos tradicionales a base de cerdo, centenares de dulces (galletas y tortas), de los que como mínimo se sirven siete clases distintas, además del "julekake", un pan dulce propio de estas fechas que está relleno de pasas, frutas escarchadas y cardamomo. El olor de la Navidad invade las casas y se adorna el abeto verde de la Navidad con alegres colores, como símbolo de vida y de crecimiento, a pesar de la oscuridad del invierno.
Todas estas costumbres forman parte de un museo especial en el que ver retazos de la forma de vivir y de las creencias de los antepasados, de cultos paganos al sol y de antiquísimas tradiciones cristianas. La Navidad reúne costumbres de muchas religiones y cada país ha ido creando su propia tradición navideña uniendo los cabos de hilos distintos que le llegaron a través de los siglos.


Tarta de Navidad de Escadinavia

Ingredientes:
250 g de harina
250 g de mantequilla
250 g de azúcar
70 g de almendras trituradas
50 g de gelatina de grosella
3 huevos
una cucharadita de vainilla

Poner la mantequilla ablandada en un cuenco capiente (resevar una nuez para la tartera) y trabajarla hasta que parezca una crema suave. Incorporar el azúcar y los huevos de unos en uno. Finalmente unir la harina tamizada con la vainilla.
Poner el compuesto en una tartera previamente untada con mantequilla. Nivelar la superficie del pastel, espolvorear con las almedras trituradas y acabar con una capa de gelatina de grosella.
Cocer al horno a fuego medio durante una hora aproximadamente.

Los Dulces Panes navideños

"¡la Virgen Celestial alumbró!, ¡la luz crece!"

En invierno, cuando las semillas de los cereales duermen bajo la tierra esperando la estación más cálida para brotar, en las zonas templadas de la Tierra se produce el solsticio entre el 21 y 22 de diciembre, y el sol empieza a crecer de nuevo. Para las antiguas civilizaciones agrícolas, que vivían gracias a las cosechas, el inicio del ciclo vital se producía en estos importantes días de diciembre y, por lo tanto, era fundamental elevar al cielo plegarias para que el astro divino, recién nacido, calentara la tierra con sus aún tenues rayos, propiciando el crecimiento de los cultivos.
En la antigua Siria y Egipto se celebraba la Natividad del Sol la noche del 25 de Diciembre. Al tocar la media noche, los sacerdotes salían de las habitaciones más ocultas de los santuarios donde habían practicato sus rituales propiciatorios y gritaban "¡la Virgen Celestial alumbró!, "¡la luz crece!", y mostraban a los fieles un niño que representaba al sol recién nacido.
Los Semitas llamaban Astarté a "La Virgen Diosa Celestial" que daba a luz el 25 de diciembre su divino hijo Tammuz. Para los egipcios era la diosa Isis, que había quedado embarazada de su hijo en el mes de marzo, concibiéndolo milagrosamente cuando su esposo Osiris ya había muerto y, al final de diciembre, daba a luz a Horus llamado "El Gran Subyugador del Mundo" o "Toro celeste".
Mitra, uno de los principales dioses iraníes, también era una divinidad solar. Considerado una especie de mesías dispensador de luz y bienes protector de todas las criaturas, había venido a la Tierra un 25 de diciembre para expiar las iniquidades de la humanidad. Así que, muchos siglos antes de la llegada de Jesús de Nazaret, los dioses solares ya habían sido alumbrados por una diosa virgen durante el solsticio de invierno. Con estos ejemplos es evidente que la figura del Cristo redentor de la humanidad nace ya empapada de similitudes con las más antiguas divinidades solares, y se desarrolla según el modelo pagano de estos antiguos dioses. La Iglesia Católica, en su intento de unificar el Imperio Romano con una única religión, adoptó los mitos ya existentes y arraigados en los sentimientos del pueblo y entre los años 354 y 360, por orden del papa Liberio, fué adoptada la fecha del 25 de Diciembre como fecha del nacimiento de Jesús. Con este acto se cristianiza la celebración del nacimiento del "Sol Invictus", el "Sol Invencible", muy extendido y popular en todo el Imperio Romano, que se celebraba en el solsticio de invierno. Los cristianos conmemoraban así "La Nueva Luz" que había llegado para iluminar a la humanidad sumida en la oscuridad del pecado. Efectivamente los Evangelios no dan ninguna fecha concreta sobre el nacimiento de Jesús, solamente mencionan que nació en los tiempos de Herodes.
Las importantes celebraciones de las antiguas fiestas del nacimiento del dios solar antes y el del Salvador de la humanidad después, contemplaban un gran numero de rituales y plegarias. Para la ocasión se preparaban panes especiales, la mayoría con levadura, dulcificados con miel, más tarde con azúcar, enriquecidos con frutos secos, toda clase de semillas, fruta escarchada, además de huevos, mantequilla, leche etc, según el lugar donde se preparaban, que servían para las ofrendas y para disfrutar en los banquetes festivos.
Lo imprescindible de estos panes de Navidad, era antiguamente como lo es ahora, que contengan las semillas que empiezan, en estas señaladas fechas, su periodo de crecimiento.


Pan dulce de Navidad

Ingredientes:
125 g mantequilla
1 taza azúcar flor cernida
3 huevos
ralladura de limón o naranja
4 cucharadas colmadas crema de leche espesa
1/2 taza de ron o coñac
2 tazas de harina
3 cucharaditas levadura en polvo
1/2 cucharadita rasa de sal
1 taza fruta confitada picada
1/2 taza nueces partidas
1/3 taza pasas corinto
Glasa:
1 taza azúcar en polvo
1 cucharada jugo limón
fruta confitada para decorar

Batir la mantequilla con el azúcar, añadir los huevos, la ralladura de limón, la crema de leche espesa, el ron y mezclar hasta formar una pasta homogénea.
Añadir luego la harina con los polvos de hornear, la sal y por último la fruta confitada y picada, las nueces y pasas.
Verter la mezcla en un molde enmantequillado y llevar al horno unos 45 minutos a temperatura de 180º. Desmoldar y dejar enfriar.
Mezclar el jugo de limón con una cucharada de agua y el azúcar poco a poco, mezclar hasta tener una crema espesa que no se corra. Cubrir la superficie del pan dulce y decorar a gusto con fruta confitada.