jueves, 27 de diciembre de 2007

“Capodanno”: golosos rituales italianos de final de año

Los rituales de final de año en Italia invocan la suerte y la prosperidad a través de los ricos manjares servidos encima de las fastuosas mesas: tortellini, lasañas al horno, caldo de capón, carnes asadas o hervidas y, sobre todo, en el norte de Italia, lo Zampone, suculento embutido que se cocina y se sirve acompañado de lentejas, que simbolizan la abundancia de dinero.
Se considera casi un sacrilegio, en esta zona de la península Italiana, no comer lentejas en noche vieja; sería como renunciar al intento de mejorar la economía familiar. Antiguamente se consumía preferentemente la carne de cerdo, ya que era época de matanza, costumbre que ahora ha cambiado en muchas zonas, para abrir paso al consumo de carnes y pescados que se consideran más “finos” o “aristocráticos”.
La fruta y los dulces que cierran el ágape festivo traen también buenos augurios y fecundidad, y son: la uva pasa, las almendras y los varios panes dulces, donde antiguamente se escondía una moneda, como anticipo de la suerte que se iba a recibir en el año nuevo.
En tiempos de los antiguos romanos se tenía la costumbre de regalar una ramita de laurel, en la que colgaban dátiles e higos secos, llamado “strae”, para augurar un dulce año nuevo.

Pastel de la suerte de fin de año

Ingredientes:

300 g de fruta confitada en trocitos
100 g de albaricoques secos picados
100 g de nueces picadas
350 g de harina
150 g de almendras molidas
350 g de mantequilla
350 g de azúcar
4 huevos
2 cuacharaditas de levadura en polvo
la piel rallada de un limón y su zumo
1 cucharadita de especies mezcladas (canela, nuez moscada, clavo, etc)
200 g de mazapán ya preparado y coloreado con colorante verde para alimentos
350 g de mazapán blanco
un poco de colorante rojo para alimentos

En un bol mezclar la fruta confitada picada con el zumo de limón. En otro recipiente a parte, tamizar la harina junto con la levadura y las especies; unir las almendras, el azúcar, la mantequilla fundida a baño María, los huevos batidos y mezclar bien. Agregar la fruta confitada y los albaricoques a la masa e integrarlos bien batiendo con fuerza. Verter el preparado en una tartera de unos 25 cm de diámetro, cubierta con papel vegetal. Alisar la superficie y cocer al horno caliente a 150º durante dos horas y cuarto; después apagar el horno y dejar enfriar la tarta dentro. Una vez frío el pastel, desmoldarlo, volcarlo en un plato y sacar el papel vegetal. Extender el mazapán blanco con un rodillo (guardando un trocito a parte) formando una lámina y recubrir la tarta. Con una parte del mazapán verde moldear unas hojas de acebo, colorear de rojo el trocito de mazapán blanco guardado y formar unas cuantas bayas. Colocar las hojas y las bayas en el centro de la tarta de forma decorativa. Con el mazapán verde restante formar un cordoncito y colocarlo alrededor de la base del pastel para acabar la decoración.

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